viernes, 21 de mayo de 2010

Esta parte me parece tan sumamente acojonante... (tengo sinónimos).

Que merece una especial mención a esta mente que me trae por las calles de la incógnita:


Para poner en antecedentes el audiovisual, cito a Bergman, de su ya conocida biografía Imágenes (pág 166-167).

"En El Huevo de la Serpiente me metí en un Berlín que nadie reconocía, ni siquiera yo mismo. El film desde un punto de vista cinematográfico, tiene pasajes espléndidos y buen ritmo narrativo. No se le nota el más mínimo síntoma de cansancio sino más bien de todo lo contrario. Es supervital. Como si hubiese tomado anabolizantes. Pero la vitalidad es una fuerza superficial. Y debajo está el fracaso.

...

las lineas sobre el derrumbe alemán estimulaban mi creatividad. El equilibrio entre caos y orden, tan difícilmente manejable siempre me ha fascinado. La tensión de los últimos dramas de Sheakspeare radica, entre otras cosas, precisamente ahí, en la ruptura entre un mundo de orden, con sus leyes éticas y normas sociales, y el derrumbe total. Un caos irresistible que de pronto irrumpe en la realidad regulada y la destruye".

El trozo es de la película que viene explicando el propio Bergman. La idea surge en 1966, pero no ve la luz hasta el 75. Sé perfectamente, como buena cinéfila (a ratos), que no debería de poner el final, pero lo he hecho por una razón:

Para que veas el principio, no tiene más explicación.

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